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Herencia de genes independientes: Gregor Mendel (1 de 2) |
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Durante el siglo XIX, la herencia siguió siendo un enigma para los científicos.¿Cómo era posible que los hijos se parecieran a, pero no fueran exactamente iguales que, sus padres? Estas cuestiones fascinaban y frustraban profundamente a Charles Darwin. Después de todo, la herencia es el corazón de la evolución. Las variaciones que se producen en cada generación son la materia prima de la selección natural mientras que, la continuidad entre una generación y la siguente, permite que los cambios que trae consigo la selección natural tengan efectos a largo plazo. El mismo Darwin afirmó que cada célula del cuerpo de un animal liberaba partículas minúsculas que fluían a los órganos sexuales, donde se unían para formar los óvulos o los espermatozoides. Luego, se mezclarían cuando el animal se aparease. Pero la «pangénesis», como la llamaba Darwin, resultó no ser válida tras ser sometida a escrutinio.
Resulta irónico que, justo cuando Darwin publicaba el Origen de las especies una persona atisbó realmente por vez primera la maquinaria biológica responsable de la herencia. En un monasterio solitario de lo que es ahora la República Checa, un monje llamado Gregor Mendel estaba estudiando la herencia en un huerto de guisantes. Mendel era hijo de un agricultor, siempre le habían interesado las plantas y en la Universidad de Vienna se había formado en matemáticas, y había aprendido a diseñar experimentos y analizar datos. En la década de 1850 decidió realizar un experimento para entender mejor qué hacía que las especies se mantuvieran diferenciadas y cómo era posible que se formaran los híbridos. Cultivó miles de plantas de guisantes y registró cómo se pasaban los caracters de una generación a la siguiente.
La herencia de los caracteres Mendel propuso que en los guisantes no se estaban mezclando los caracteres «rugoso» y «liso», sino que cada guisante híbrido heredaba ambos caracteres, aunque sólo el carácter liso era visible. En la siguiente generación se volvían a transmitir los genes y un cuarto de los nuevos guisantes heredaba dos caracteres «liso», lo cual los hacía ser lisos. Mendel había descubierto lo que más tarde los científicos llamarían alelos «recesivos». |
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Imagen de Mendel por cortesía de la Falvey Memorial Library, Villanova University. | página siguiente |
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