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Similitudes en el desarrollo: Karl von Baer (1 de 2) |
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¿Cómo comenzó la vida? A comienzos del siglo XIX, los naturalistas miraban a través de los microscopios con la esperanza de encontrar la respuesta. En este proceso, descubrieron algunas cosas curiosas sobre los embriones. Puede que el aspecto de un pollo sea muy diferente del de un pez, pero sus embriones comparten ciertos parecidos notables. Ambos se desarrollan a partir de una única célula que forma cuerpos tubulares. En las etapas iniciales comparten muchos rasgos, como los arcos de vasos sanguíneos del cuello. En los peces, los vasos mantienen esta disposición para poder tomar el oxígeno de las branquias, pero en los pollos al igual que en los mamíferos como nosotros, los anfibios y los reptiles se remodelan para formar una estructura muy diferente, adecuada para obtener oxígeno a través de los pulmones. En Alemania, donde se realizó gran parte de este estudio, algunos investigadores afirmaron que estas similitudes eran signos de que la vida formaba una sucesión de formas desde las simples hasta las elevadas (siendo, por supuesto, nosotros la más elevada). Cuando somos embriones atravesamos esta sucesión —la «recapitulamos»— en nuestro camino para convertirnos en seres humanos. Empezamos la vida como un gusano, nos convertimos en un pez (incluso con arcos branquiales), un reptil, etc. Algunos naturalistas afirmaron incluso que la recapitulación era una prueba de que la vida había cambiado a lo largo del tiempo, a medida que aparecían formas cada vez más elevadas en la Tierra. Von Baer: la recapitulación está kaput Imagen de Karl von Baer por cortesía de Karl Ernst von Baer. |
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