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La ciencia es un esfuerzo humano.
En los científicos están presentes todas las debilidades humanas, entre las que figuran:
- Enamorarse de la propia hipótesis y quedarse tan atado a ella que uno se niegue a considerar datos nuevos o que entren en conflicto con ella. El episodio de la fusión fría en la década de 1990, que implicaba la obtención de energía ilimitada a partir de una versión a bajas temperaturas de la fusión de hidrógeno, debería servir de advertencia a todos los que pretendan ser héroes científicos instantáneos.
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- Quedar cegado por las ideas preconcebidas.
Hace un siglo, la gente visualizaba al antepasado humano con las piernas dobladas, garrote en mano, pero con suficiente materia gris como para construir herramientas y controlar el fuego. Las viñetas de los «trogloditas» coninúan conservando esta imagen equivocada. Sin embargo, los descubrimientos de décadas recientes, como el del Australopithecus afarensis, muestran que incluso antepasados humanos muy primitivos caminaban erguidos, y tenían pies y piernas muy parecidos a los nuestros, pero sus cerebros eran relativamente poco más grandes que los de los chimpancés. La ciencia, más tarde o más temprano, supera los prejuicios y las ideas equivocadas: ese es uno de los poderes de la empresa científica. |
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Más información sobre la naturaleza de la ciencia en AAAS's Science for All Americans.
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