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La resistencia a los antibióticos: Retrasando lo inevitable (2 de 2)
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La aplicación de nuestros conocimientos sobre la evolución
La teoría evolutiva predijo que las bacterias iban a adquirir resistencias. Dadas las condiciones de tiempo, herencia y variabilidad, cualquier organismo vivo (incluidas las bacterias) evoluciona cuando se introduce una presión selectiva (en este caso, un antibiótico). No obstante, la teoría evolutiva también proporciona a los médicos y pacientes algunas estrategias específicas para retrasar que se extienda, más aún, la evolución de la resistencia a los antibióticos. Entre estas estrategias se encuentran:
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No utilizar los antibióticos para tratar las infecciones víricas.
Los antibióticos matan las bacterias, no los virus. Si se toman antibióticos para una infección vírica (como un resfriado o la gripe) no se matan los virus, sino que se introduce una presión selectiva sobre las bacterias del cuerpo, seleccionando involuntariamente las bacterias resistentes a los antibióticos. Básicamente, es deseable que nuestras bacterias nunca se hayan visto expuestas a los antibióticos para que si algún día se nos van de las manos y causan una infección que el sistema inmunitario no pueda controlar haya algún antibiótico disponible para matarlas.
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Evitar las dosis bajas de antibióticos durante periodos prolongados.
Si es necesario tratar una infección con antibióticos, es preferible una dosis alta de corta duración, ya que lo que se quiere es matar a todas las bacterias patógenas y no dejar ningún superviviente, porque es probable que cualquier bacteria que sobreviva a una dosis baja sea algo resistente. Básicamente, si se va a introducir una presión selectiva (antibiótico), hay que hacer que sea tan fuerte que cause la extinción de las bacterias patógenas del hospedador y no su evolución hacia formas resistentes.
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Cuando se trate una infección bacteriana con antibióticos, se deben tomar todas las pastillas.
De la misma forma que las dosis bajas hacen que se creen resistencias, no completar un tratamiento con antibióticos puede permitir que haya bacterias que sobrevivan y se adapten. Si se va a introducir una presión selectiva (antibiótico), debe ser una realmente fuerte y suficientemente prolongada como para causar la extinción de las bacterias patógenas y no su evolución.
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Utilizar una combinación de medicamentos para tratar una infección bacteriana.
Si un medicamento concreto no actúa contra una infección bacteriana, es posible que se trate de una cepa resistente. Una dosis más alta del mismo antibiótico lo único que hace es aumentar la intensidad de la misma presión selectiva; puede que incluso provoque la evolución de una cepa extraordinariamente resistente. En lugar de eso, es mejor que se utilice un antibiótico totalmente diferente con el que las bacterias no hayan estado nunca en contacto. Es posible que esta nueva presión selectiva, diferente, consiga hacer que se extingan, no que evolucionen.
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Disminuir y eliminar el uso «preventivo» de antibióticos en el ganado y los cultivos.
El uso innecesario de antibióticos en la agricultura y la ganadería puede hacer que aparezcan cepas resistentes. Luego, no será posible controlar esas cepas resistentes con antibióticos cuando sea realmente necesario. La utilización preventiva de antibióticos en el ganado y los cultivos también hace que los antibióticos lleguen al cuerpo de las personas que los comen.
En definitiva, reconocer que las bacterias son seres que evolucionan y comprender su evolución debería ayudarnos a controlar esa evolución, permitiéndonos prolongar el tiempo de vida útil de los antibióticos.
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