Las tendencias evolutivas
- ¿Qué es una tendencia?
Una tendencia evolutiva puede ser un cambio direccional dentro de un único linaje o un cambio paralelo en varios linajes; en otras palabras, varios linajes que experimentan el mismo tipo de cambio. No obstante, no cualquier cambio cuenta como una tendencia. Después de todo, si el tiempo es más cálido un día, no diríamos que es una tendencia al calentamiento; el calentamiento tendría que continuar durante algún tiempo antes de que pudiera llamarse tendencia. Los biólogos piensan en las tendencias evolutivas de la misma manera: tiene que haber algo en el cambio que indique que no es simplemente una fluctuación aleatoria antes de que pueda considerarse una «tendencia».
Por ejemplo, los titanotéridos (un clado extinto muy guay, emparentado con los rinocerontes y caballos modernos) muestra una tendencia evolutiva: los titanotéridos tenían probuberancias óseas que se expandían desde su nariz y la secuencia de cráneos fósiles de estos animales muestra que los cambios evolutivos en el tamaño de estos «cuernos» no fueron aleatorios, sino que hubo un sesgo en los cambios hacia un aumento de tamaño. De hecho, varios linajes de titanotéridos diferentes tuvieron el mismo tipo de cambio de tamaño de los cuernos.
Las reconstrucciones de los titanotéridos que se muestran van desde hace unos 55 m.a. (A) hasta hace unos 35 m.a. (D). La causa de esta tendencia no es obvia, ya que podría tratarse de un subproducto de la selección para el aumento del tamaño corporal o podría ser el resultado de la selección del tamaño de los cuernos directamente: los individuos con grandes cuernos podrían haber tenido una ventaja en las «luchas de cabezazos» por las hembras, como en las ovejas y las cabras.
Otras tendencias evolutivas no son tan consistentes en varios linajes; por ejemplo, en muchos linajes animales diferentes ha habido cefalización, básicamente, el «desarrollo de una cabeza». La cefalización implica la concentración de neuronas en un cerebro, en un extremo del animal, y la evolución de órganos sensoriales en ese mismo extremo. Los artrópodos (crustáceos, insectos y su grupo), los anélidos (gusanos segmentados) y los cordados, todos ellos han experimentado una cefalización creciente. Sin embargo, muchos linajes animales no han experimentado mucha cefalización (¿dónde está la cabeza de una estrella de mar?) y otros, como muchos parásitos internos, han ido en la dirección contraria, perdiendo las «cabezas» con las que empezaron.
- ¿La evolución es progresiva?
Esta no es una pregunta fácil de responder. Desde la perspectiva de una planta, la mejor medida del progreso podría ser la capacidad fotosintética pero, desde la de una araña, podría ser la eficacia de un sistema de administración de veneno.
El problema es que nosotras las personas estamos tan preocupadas por nosotras mismas que a menudo definimos el progreso de forma que gire en torno a nuestra visión de nosotras mismas, de manera que se base en el intelecto, la cultura o las emociones... Pero esta definición es antropocéntrica.
Es tentador ver la evolución como una gran escalera progresiva en la que Homo sapiens surge en la cima, pero la evolución da lugar a un árbol, no una escalera, y nosotros somos sólo una de las muchas hojas del árbol.
|
|