La observación y la teología natural: William Harvey y William Paley

William Harvey
Blood circulation
Harvey mostró cómo la sangre, bombeada por el corazón, circulaba por los vasos sanguíneos del brazo.
 

En el siglo XVII cambió para siempre el estudio de la vida. Después de haber confiado durante siglos en la autoridad de escritores de la antigüedad como Aristóteles y Galeno, los naturalistas europeos comenzaron a mirar a los seres vivos por sí mismos. Los anatomistas descubrieron nuevos órganos en el cuerpo humano, y también descubrieron que órganos que eran familiares no funcionaban de la manera que habían dicho Aristóteles y Galeno. El médico inglés William Harvey (arriba a la izquierda), por ejemplo, descubrió a comienzos del siglo XVII que el corazón bombeaba la sangre por el cuerpo formando un circuito cerrado. Mientras tanto, Harvey y los demás estaban examinando los animales y las plantas, y haciendo descubrimientos igualmente asombrosos. El inventor inglés Robert Hooke, por ejemplo, observó a través de un microscopio la complejidad, inimaginable hasta entonces, que se escondía en animales diminutos tan humildes como una pulga.

La idea de los organismos como máquinas
Esta nueva generación de naturalistas se imaginaba que los seres vivos eran máquinas. Como las máquinas hechas por el hombre, un animal estaba formado por muchas partes diferentes —músculos, ojos, huesos, órganos, etc.—, todas las cuales tenían funciones vitales para mantener vivo al animal. Los naturalistas vieron que podían aplicar a los seres vivos los msimos métodos científicos de la física que utilizaban para inventar máquinas.

La teología natural y el diseño divino
Algunos clérigos se preocuparon porque este enfoque mecanicista de la vida les recordaba el ateísmo. Pero muchos de los naturalistas creían ellos mismos que en realidad tenían una misión religiosa. De hecho, varios de ellos eran a la vez naturalistas y teólogos. Creían que Dios había creado el mundo entero de tal forma que las criaturas racionales podían entender en parte su plan. Mediante el estudio de las estructuras complejas de una mano o una pluma, un naturalista podía apreciar la benevolencia del diseño divino.

William Paley

La teología natural, como se la llamó, dominó el pensamiento inglés durante casi dos siglos. A comienzos del siglo XIX los ingleses la conocían sobre todo por los escritos del reverendo William Paley (izquierda). La teología natural tuvo importancia científica porque guió a los investigadores hasta la pregunta fundamental de cómo funciona la vida. Incluso en la actualidad, cuando los científicos descubren un nuevo tipo de órgano o de proteína, tratan de averiguar cuál es su función. Sería Charles Darwin, que ocupó las mismas habitaciones que Paley en la Universidad de Cambridge y era un admirador de su trabajo, quien llevaría la ciencia más allá de la teología natural y trasladaría esas preguntas del mundo religioso al mundo científico.

• Imágenes de Harvey y la circulación sanguínea por cortesía de la National Library of Medicine.
• Imagen de Paley por cortesía de The Book Page.

 


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