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La secuenciación del ADN
Los primeros métodos de secuenciación del ADN se inventaron a finales de la década de 1970, pero el ADN puro y listo para secuenciar era difícil producir, por lo que la secuenciación de ADN requería mucho tiempo y esfuerzo en comparación con otras herramientas que permitían hacer inferencias indirectas de las secuencias genéticas. Sin embargo, a finales de la década de 1980, los científicos desarrollaron una técnica para producir una gran cantidad de copias a partir de una cantidad muy pequeña de ADN, y este invento desencadenó una explosión en el estudio de las secuencias de ADN. Los investigadores empezaron a depender de las secuencias como fuente crucial de pruebas de las relaciones evolutivas.
La secuenciación de genes parece volverse más fácil cada día que pasa. Hace diez años habría llevado una hora secuenciar 10 pares de bases, pero en la actualidad un laboratorio normal puede secuenciar 100 pares de bases en una hora y las instalaciones que poseen la última tecnología secuencian cientos de pares de bases cada minuto. Estamos inundados por código genético, tenemos un mapa básico del genoma humano y de los genomas de muchos otros organismos. Sin embargo, las secuencias de ADN por sí solas no responden todas las preguntas de los biólogos, y conocer una secuencia de genes todavía está bastante lejos de comprender qué hace y cómo funciona en realidad. Las secuencias de ADN son sólo una línea de pruebas que ilumina las relaciones evolutivas. Por ejemplo, el ADN humano y el del chimpancé se parecen en un 98% y la secuenciación genética puede decirnos exactamente en qué lugares del genoma están esas pocas diferencias, pero los estudios anatómicos, del comportamiento y del desarrollo también son cruciales para llegar a una comprensión profunda de nuestras diferencias, similitudes y de la historia evolutiva que compartimos.
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Las máquinas que secuencian automáticamente el ADN han hecho que estas secuencias estén fácilmente disponibles para la investigación evolutiva. |
